Aumento de bruxismo por crisis y estrés. ¿Como tratarlo?

El bruxismo es una condición en la que la persona aprieta o rechina los dientes de manera involuntaria, especialmente durante la noche. El estrés y la ansiedad son dos factores que contribuyen a su desarrollo. En el contexto de la pandemia de COVID-19 y la actual crisis se ha observado un aumento en los casos de bruxismo de un 6% de la población general en el 2019, a un 23% en la actualidad debido al estrés y la ansiedad relacionados con la incertidumbre económica, la salud y el bienestar social.

Los pacientes que sufren de bruxismo pueden experimentar dolor de cabeza, dolor de cuello y mandíbula crónicos, y desgaste en los dientes, lo que puede llevar a complicaciones dentales y disminución en la calidad de vida.

Afortunadamente, existe un tratamiento eficaz para el bruxismo que se ha vuelto cada vez más popular en los últimos años: el uso de toxina botulínica. La toxina botulínica, comúnmente conocida como Botox, es una sustancia segura y efectiva que se ha utilizado durante décadas en el tratamiento de diversas afecciones médicas y estéticas.

El uso de toxina botulínica en el tratamiento del bruxismo funciona mediante la relajación de los músculos de la mandíbula, lo que reduce el apretamiento y rechinamiento de los dientes. El tratamiento se lleva a cabo mediante inyecciones de la toxina en los músculos maseteros, que son los músculos que se encargan del movimiento de la mandíbula. La relajación de estos músculos ayuda a prevenir el desgaste dental y reduce los dolores de cabeza y otros síntomas asociados con el bruxismo, ya que este trata la causa del padecimiento.

La efectividad de la toxina botulínica en el tratamiento del bruxismo ha sido respaldada por varios estudios clínicos. De hecho, se ha demostrado que la toxina botulínica es más efectiva que los tratamientos convencionales para el bruxismo, como los protectores bucales y los medicamentos para el dolor.

Es importante destacar que el uso de toxina botulínica en el tratamiento del bruxismo debe ser realizado por un profesional capacitado y con experiencia en la aplicación de la toxina. El tratamiento debe ser personalizado para cada paciente, y se deben tener en cuenta factores como la dosis y la frecuencia de las inyecciones.

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